miércoles, enero 16, 2008

Liniers, la recomendación de la semana



Liniers es un dibujante que tiene la característica de hacer tiras de humor poco convencionales. Es más, les diría que la gran mayoría no apuntan a la risa, si no a las emociones. Les recomiendo que visiten su site, con trabajos varios, como tapas de discos para Kevin Johanssen o Andrés Calamaro o este site, que recopila todas las tiras que va sacando en la contratapa de La Nación. Vale la pena pegarse una vuelta.

martes, enero 15, 2008

Primer cuento de regalo: Rutina

Bueno, les dejo algo que escribí. No creo que sea bueno, fue un ejercicio de la mente llevado a cabo de manera escrita. Si les gustó, avisen. Si no, también, su opinión no molesta...

En la vida, uno repite siempre una serie de rutinas. Levantarse a la misma hora, hacerse el mismo desayuno (pueden variar, por ejemplo, tostadas por galletitas, pero son los menos), toma el mismo colectivo, tren o subte, etc. Y dado que las rutinas suelen llegar a causar aburrimiento, cansancio, mejor quedarnos en el etcétera. Igualmente, y mal que nos pese, hay algunos que no pueden dejar de repetirse, salvo excepciones.

Como todo el mundo, yo también tengo mi rutina, pero traté de buscarle una variante, una justificación si se quiere. Todas las tardes, al salir del trabajo, volaba para agarrar el subte de 18:06 en Diagonal Norte. Este ejercicio físico, que incluye estrujamiento, incluso principio de asfixia, se complementa con otra loca carrera al salir por el andén y, boleto de ida y vuelta en mano (el cual, más de una vez, fue usado en repetidas oportunidades, lo asumo), me permitía llegar al tren de 18:18. Mi rutina se complementaba con seguir corriendo hasta el segundo vagón, segunda puerta, dado que si la rutina me enseñó algo es a aprender cuál es la puerta que te deja mejor en tu estación. Como abajo “no tengo señal”, espero para subir al Roca y poner la radio, para cagarme de risa un rato con la Negra Vernacci, que de acuerdo al día tiene un partenaire diferente. Ese día era martes, tocaba Tortonesse, por lo que la sarta de puteadas diaria (acompañada con mi risa mirando a la nada) estaba asegurada.

Toda esta carrera estúpida tenía el único fin de llegar antes a casa, hasta que, como quien no quiere la cosa, encontré un mejor justificativo. Le estaba comprando el diario “a voluntad” al Rata, el pibe de todos los días. Como si imaginarán, no le dicen Rata por medir dos metros, apenas si llega al metro treinta, poco incluso para un chico de 10 años como dice tener. Fue levantar la vista después de tomar el diario cuando sucedió. La vi. Enfundada en un trajecito color púrpura oscuro (con el tiempo descubrí que era uno de esos colores “gourmet”, como el chocolate o el maíz. Este era vino tinto. Cosas de la moda), su pelo negro recogido con algún tipo de hebilla, pintada incluso para el horario de la vuelta y mostrando, tras unos lentes de marco negro, unos terribles ojos verdes. Como estábamos con los primeros calorcitos del año, tenía la camisa desabrochada hasta el segundo botón, y sabe Dios que rogué porque los ingenios que lo diseñaron hubieran ahorrado presupuesto en el hilo que los unía, para que volaran ante el menor roce. Tan perdido estaba que apenas distinguí que era mi parada y tuve que bajar, pero ella no, seguía en su mundo, quién sabe hasta dónde.

Con el correr de los días noté que ya compartíamos algo: Por lo menos, un tramo de la rutina diaria. Ella también andaba con auriculares, lo que me hizo pensar que escuchaba la misma radio que yo, duda que se disipó una tarde luego de un chiste de Tortonese, yo estaba casi doblado de la risa y ella ni siquiera se movía. Era eso, o teníamos un diferente concepto del humor. O quizá no era lo único que teníamos de diferente. Y esas dudas me empezaron a comer la cabeza con el correr de los días. Yo la seguía mirando (de carpaza, como quien dice), pero ella ni siquiera notaba mi presencia. Siempre parada, agarrada del pasamanos, como inmutable. Supe sacar un par de datos, pero no eran más que conjeturas. Supuse, por ejemplo, que le gustaban las series, porque un par de veces le oí sonar el celular y en una sonó el tema de Friends y otra vez era el de los Simpsons. Lo primero, bueno, era aceptable, pero lo segundo terminó de fascinarme. Los días pasaban y su indiferencia ya casi dolía. Probé de todo, incluso el famoso “mirame, mirame, mirame” repetido como un mantra hindú, pero no hubo caso. Ya sé, querido lector, sería más fácil ir y hablarle, pero sinceramente la conquista nunca fue mi fuerte y la autoestima es un valor que en mi bolsa está en baja desde tiempos inmemoriales.

El viernes, que fue uno de esos días donde el trabajo se vuelve la peor tortura del hombre, la rutina se repitió. El día ya era demasiado malo como para soportar otro día más de indiferencia, así que intenté no buscarla, pero igual la vi. Estaba del lado opuesto del vagón, con esa belleza que ya duele, que debe ser penada por ley su exhibición pública frente a aquellos que nunca podrán acceder a ella. Digamos que el día terrible del trabajo sumó puntos para que solamente me dedique a apoyarme contra la puerta y dejar que el tren siga, que las estaciones pasen y llegar a casa. Hasta que, promediando la estación Gerli, escucho lo que equivale en mi catálogo musical a las notas que te llevan al cielo. Eran las 5 primeras de “Smooth” de Santana, cantada por la voz aguardentosa de Rob Thomas. Fue sentir la primera frase “Men, is a hard work” y me fui a otro lugar. Pasé del Roca a una callecita del Harlem (La verdad nunca estuve ahí, pero Hollywood se encargó de brindarme, con el correr de los años y sus producciones, una idea bastante acabada del lugar), estaba sentado en una escalera de piedra con Carlos y con Rob, cuando pasaba, bamboleante, my spanish Harlem Mona Lisa. Ya no tenía un trajecito, sino una diminuta camisa atada a la altura del ombligo, combinada con unos short que parecían body paintin, no tela, meneándose al ritmo de la guitarra…It’s juts like the ocean under the Moon y mi cabeza no dejaba de mostrarla bailando y sonriendo, yo me acercaba y bailaba con ella (en la vida real soy de madera aglomerada, pero ¿Por qué no puedo bailar bien en mis fantasías?), hasta que nos besábamos y éramos presa de una repentina lluvia, causada por unos chicos que habían roto una toma de agua. Estaba llegando al final del trance, Rob pedía give me your hand, make it real o just forget about it, yo meneaba la cabeza como un poseso, hasta que siento una voz que desde otro lugar me dijo “ya te tenés que bajar”. Abrí los ojos y efectivamente, la puerta se abre y ante mí veo la salida de la estación Banfield. Casi como sin quererlo, salgo del vagón y giro la cabeza y pasó: Estaba parada de frente a la puerta, me mira, me sonríe y me saluda moviendo su mano, al mismo tiempo que el tren cierra sus puertas y retoma el viaje. Me quedé parado en el andén por unos minutos, viendo como el tren de 18:18 seguía rumbo a Gerli, parando en todas, dejando a mi chica del vagón en su estación, que, a más tardar, mañana averiguaré cual es. Mi rutina había cambiado. Mañana me enteraré cuánto.

martes, enero 08, 2008

Mascota del site





Balance de sumas y saldos

Hagamos memoria y balance del 2007

En el Debe:
1.-El campeonato obtenido en el Interfacultades
2.-Metí toda materia que cursé
3.-Con mi esposa seguimos bárbaro
4.-Hice el curso de doblaje y me gustó. Parece que sirvo para eso
5.-Mantuve el laburo, que no es poco
6.-Hice un par de amigos
7.- Por fin empezaron a hacer historias interesantes los guionistas de X-Men
8.-Me regalaron el MP4
9.-Encontré varios libros de Stephen King para la colección. Y los pude comprar.

En el Haber:
1.-Sigo en el mismo laburo, por la plata, que es poca, pero es lo que hay.
2.-Sigo en la misma facultad, en una carrera que no me gusta, pero bueno, al fin y al cabo este año puede ser el último en esa alta casa de estudios
3.-Mis viejos, ahora que están solos, se quieren separar.
4.-Choqué el auto y tiene pinta de que cuando lo quiera volver a sacar a la calle, voy a tener que ponerle mucha guita enciam, la cual no tengo.
5.-Mi señora no consiguió laburo de Psicóloga, por lo menos uno que le garpen.
6.-Un par de amigos dejaron de frecuentarnos, razones a confirmar.
7.-Joe Quesada siguió a cargo de la Marvel Comics y se mandó una cagada terrible con Spiderman. Terrible.

Cerramos en empate, dale?

Despejen el área...Pasen el desfibrilador!

Revivió...No sé como corno lo logró, pero esto blog quiso revivir de entre los muertos...Lo tenía olvidado, le di mucha más bola al otro, el de handball, que a este y la verdad, creo que no se lo merecía, tamaña desatención. Que, en parte, también es desatención a mí mismo, a lo que verdaderamente me gusta hacer, que es escribir sobre cosas lindas que a veces pasan...

Después de haber realizado las primeras maniobras de reanimación, procedo a conectar el respirador artificial, por lo enos hasta que mis ideas puedan volver a respirar por sí mismas...