viernes, febrero 15, 2008

VYC589

Nos conocimos una noche de noviembre de 1998, una nochecita calurosa cuando estaba volviendo de un entrenamiento. Ahí ya lo empecé a querer. Dicen que el primer amor nunca se olvida, yo le agregaría que el primer auto tampoco.

Mirá que lo habré puteado más de una vez, como aquella que dejé todo el sueldo para cambiarle la palanca de cambios, que se rompió una mañana cuando me iba a pasar la tarde a una pileta. O cuando se empacaba y no quería arrancar. O cuando calentaba como negra en baile. Pero pasaron ya 4 años desde que me hicieron dejarlo y la verdad es que lo extraño.

Fue mi compañero en mi primer trabajo, en mi primer día de facultad, en mi primer salida con mi esposa (en ese entonces, mi primera novia de verdad). Era un motor 1100, por lo que mucho no se le podía pedir, pero la verdad era que me daba todo lo que necesitaba. Mirá si le faltaría fuerza que una noche cuando salí con mi señora y unas amigas se tuvieron que bajar del auto porque si no no salíamos más de un estacionamiento subterráneo! Era el "Sr. Wolverine", porque era chiquito, pero bravo. Nos hemos comido juntos más de una inundación de esas bravas, pero no se rendía ni a palos.

Con él aprendí las pocas cosas que sé de mecánica: Que en los Fiat el fusible de la bocina es el mismo que el del electro, así que si tocás y no anda, guarda que va a empezar a calentar; Que no conviene destapar de golpe el radiador si no vas a generar un geiser artificial y otras cosas. Me enseñó bastante, la verdad. Fue lo primero que tuve exclusivamente a cargo en la vida.

Anoche soñé con él. Soñé que lo encontraba estacionado en la puerta de un salón de fiestas. Ahora la dueña era una señora, pero por razones que no recuerdo bien del todo, dejaba que me lo lleve. Me contó que ya lo habían robado como 6 veces, pero que siempre lo encontraban. Yo sabía que era mentira, que no volvía siempre. Conmigo, después de esa noche que dos pendejos me lo cambiaron por un susto, no lo volví a ver. Así, sin una despedida digna, se fue y no volvió más...

Ahora, cada tanto, me fijo en el Registro de la Propiedad Automotor a ver si sigue dado de baja...Quiero pensar que no terminó en un deshuasadero. Quiero pensar que no lo usaron para ningún choreo. Quiero pensar que está haciendo feliz a una familia, que sigue teniendo el sticker de Spiderman en el rincón derecho del parabrisas trasero. Quiero pensar que sigue andando, quiero pensar que sigue vivo.

Era un 147 azul petróleo. Era mi auto, el que sigo buscando, el que me obliga a agudizar la vista cada vez que veo un auto de ese color, con la esperanza de que sea él. Si alguien lo ve, dígale que lo sigo extrañando...