Uno, creo yo, no se casa pensando que va a ser feliz sólo el primer mes. Es cierto, soy nuevo en esto, pero no por eso tengo que adaptarme al modelo que me ofrecen y resignarme a que "sólo dura un mes". El stress, la convivencia, la rutina, en fin, infinidad de situaciones cotidianas que llevan al roce y a las peleas on el fantasma que parece agazapado y que, indefectiblemente, va a envolvernos y hacernos infelices. ¿Por qué? Creo que la solución está en el problema: muchas parejas son atacadas por estas cosas, principalmente por un factor: No son pareja. Ser pareja es entender lo que piensa, quiere, siente el otro incluso antes de que lo diga, tener esa respuesta a esa pregunta que el otro se hace. Las parejas (las de novios, esposos, de truco, de tenis) buscan en el otro el apoyo que ya saben que van a tener, de lo contrario no podrían ser pareja sólo por compartir alunos gustos en común. Es más, muchas veces las parejas que sólo se basan en eso terminan fallando. Vayamos a lo práctico.
Veamos una pareja de tenis, por ejemplo. Si los dos son fondistas, puede haber un problema, dado que los dos van a querer ocupar el mismo lugan en la cancha y van a dejar otro lugar libre, lo que mueve a pensar a alguno de ellos si no sería mejor conseuirse uno que pelee en la red. En este caso, las parejas funcionan si las personas piensan distinto, porque se complementan, pero por sobre todas las cosas, porque a pesar de no tener los mismos gustos, tiran para el mismo lado. En casa, la fondista es Ivi, porque es la que toma todos los recaudos, devuelve la pelota tranqui; en cambio yo siempre estoy buscando la red, de vez en cuando me como algún globo, pero sé que si eso pasa, va a estar mi esposa para no dejar que la pelota se vaya afuera. Y si la bola a ella le queda corta, yo no dejo que pique dos veces. Si se conserva el ritmo, la pareja no se cae. Sólo depende de los integrantes de la misma no dejarse ganar por los rivales de turno.
Set ball para ustedes, muchachos.