martes, septiembre 08, 2009

Cortito: La duda

Otra vez, como cada mañana, se detuvo y la miró. La observó como siempre, como si pudiera descubrirle algo nuevo que antes hubiera pasado por alto, pero se rindió ante las evidencias. Estaba igual que siempre. Tan cerca y tan lejos...
Era conciente de que se le habían regalado con moñito y todo, que el hecho de hacerla suya sólo dependía de su propia voluntad, pero algo hacía que interpusiera entre ella y él una barrera que, día a día, se torna más infranqueable.
Y esa impenetrable muralla era su creencia, su convencimiento ciego de una verdad que se le antojaba inapelable: No era para él. Por más que varios amigos y conocidos le decían que estaban hechos el uno para el otro, el no se creía capaz. La volvía a mirar otra vez, como si en esta nueva mirada hubiera un cambio radical que lo inclinara a tocar el interruptor que tire abajo las barreras y no posponga más el encuentro, pero a centímetros quedaba petrificado de nuevo.
Y había otra verdad, que era quizá lo que más lo asustaba: Sabía a ciencia cierta que cuando la tuviese en sus manos, cuando se enredara en su cuello no iba a haber vuelta atrás. Sería, para bien o para mal, un antes y un después. Eso, quizá, era lo que reforzaba la muralla, lo que lo paralizaba, aunque suene exagerado, de miedo.
"Hoy no va a ser", se dijo para sí, mientras cerraba la puerta. "Con la camisa verde no pega ni a patadas en el culo" se dijo mientras abandonaba, otra vez, a la corbata rosa, sin usar, dentro de su celofán, en la oscuridad de su placard.

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